Más actividades y participaciones

- PRIMER ENCUENTRO ACTIVO DE EDUCACIÓN: "HACIENDO ESCUELA DESDE ROSARIO"- 19, 20 y 21 de Agosto 2010. Panelista oral: El trabajo significativo con adolescentes a partir de la fotografía, como recurso didáctico integral. Cecilia Ramírez y Florencia Castets, CEAD (Centro de Educación Ambiental para Docentes-Asociación Civil Nuestra Tierra) y Ecosistemas y Desarrollo Sustentable – UNICEN. 

- TALLER "LA HUERTA EN LA ESCUELA". DISTINTAS EXPERIENCIAS Y VISIONES. Cecilia Ramírez, Vanesa Paccotti, Mariana Lanfiutti y Valeria Martínez. (CEAD, Asociación Civil Nuestra Tierra, Tandil) y El pimpollal - Rosario.

- CONTACTO CON EL IRICE, INSTITUTO ROSARIO DE INVESTIGACIONES EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN (CONICET-UNR), DONDE SE ENCUENTRA EL ARCHIVO PEDAGÓGICO COSSETTINI. La valija pedagógica llegará al Colegio Nuestra Tierra  para compartir en una jornada experiencias educativas innovadoras. Fecha todavía a convenir.

 “Nueve años, como nueve círculos, componen esta breve historia; nueve años que son como “tiempos” cuya música canta a todo lo largo de la vida de la escuela, en cuya plasmación se ha volcado un grupo de maestros con el sentimiento apacible de trabajar para el mañana”. Leticia Cossettini, 1947.
Olga Cossettini y su plantel docente proyectan desde 1935 y hasta 1950 una de las experiencias pedagógicas, enmarcadas dentro de la escuela nueva- escuela activa, más interesantes en la Argentina de la primera mitad del siglo XX. 

http://www.irice-conicet.gov.ar/cossettini/Contexto.html.

Publicación en Boletín Biológica

Publicación realizada por la docente de Cuarto Año del Colegio Nuestra Tierra, Soledad de la Sierra, en una revista especializada en Biología: "Relatando experiencias didácticas. Enseñanza de la ecología en el patio de la escuela... una experiencia con los más pequeños":

Educación Ecológica

Algunos conceptos de educación ecológica y  participación ciudadana, con temas como agua virtual, servicios ecosistémicos y  huella ecológica, tratados para niños, docentes y padres pueden encontrarse en:

http://www.educacionambientalparatodos.com




Indagación: Tortuga/cautiverio-habitat natural

En conmemoración del Día del Ambiente, la Licenciatura en Diagnóstico y Gestión Ambiental de la Facultad de Ciencias Humanas, de la Unicen, junto a la Asociación Civil de Licenciados en Diagnóstico y Gestión Ambiental (ACLDGA), organizaron la VI Jornada de Ambiente que se realizó el día 4 de junio de 2010, en este marco fue presentado por los alumnos de 4º Año EPB del Colegio Nuestra Tierra, acompañados por la docente María Soledad de la Sierra, el siguiente trabajo: 




Aplicación del Ciclo de Indagación en el Colegio Nuestra Tierra:


¿QUÉ ACTIVIDADES REALIZA LA TORTUGA TERRESTRE ARGENTINA CUANDO VIVE EN UNA CASA Y CUÁLES REALIZA EN SU HÁBITAT NATURAL?

¿Qué pasos seguimos para responder nuestra pregunta?
ACCIÓN: Para obtener información sobre las actividades que realiza una tortuga  en cautiverio, armamos una encuesta para realizarla a todos los chicos del Nivel Primario del Colegio Nuestra Tierra, que tienen o tuvieron tortugas terrestres en sus casas.
Para obtener información sobre las actividades que realiza en su hábitat natural, investigamos en diversos materiales bibliográficos.
Acordamos los temas sobre los que compararíamos la vida de las tortugas en ambas situaciones (libertad/cautiverio):
Alimentación-Nido-Actividades en invierno y en verano-Búsqueda de pareja-Cría-Sonidos que puede emitir-Cómo se protege en situaciones de peligro-¿Sabés de dónde viene tu tortuga?
REGISTRO DE DATOS: con los datos obtenidos en las encuestas y la información bibliográfica buscada, elaboramos un cuadro comparativo:
RESPUESTA: a partir de los datos obtenidos, podemos responder nuestra pregunta inicial… La tortuga en su hábitat natural realiza más actividades y más variadas que cuando está en una casa. También produce sonidos, forma pareja y tiene hijitos, en cambio en una casa no lo hace o es muy difícil que lo haga.
CONCLUSIÓN: Llega el momento de la reflexión grupal.  ¿Por qué creemos que ocurre esto?
Nos sorprendió que en varias preguntas de la encuesta nos respondieron “no sé”. Al sacar las conclusiones pensamos por qué, si hace varios años que nuestros encuestados viven en su casa junto a la tortuga, no saben de ella tantas cosas.
Estas son algunas de nuestras opiniones:
-“Es que las tortugas duermen mucho”
-“Se esconden y no las ven”
-“La vida de la tortuga en una casa no es tan divertida”
-“En cautiverio no hace las mismas cosas que hace en su ambiente, porque una casa no se parece nada al monte”
- “La llamás y no viene”
- “Capaz que a las tortugas no les gusta estar con las personas”
- “Las tortugas no nos entienden y las personas no entienden a las tortugas”
Después de analizar todo esto nos parece que a lo mejor no todos los animales se acostumbran a vivir con las personas en una casa. Si su comida es muy distinta a la que se consigue en su ambiente natural, si los nidos que le ofrecen son muy distintos, si el espacio que tiene para vivir no le alcanza, si no puede conseguir pareja,… entonces cambia sus conductas, no puede tener hijos y a lo mejor hasta se enferma y vive menos tiempo del que podría en su hábitat.
Si para poder tener un animal en tu casa le tenés que cambiar sus hábitos y la manera en la que vive su especie, entonces ese animal es silvestre y no es bueno ni para él ni para vos, tenerlo como mascota.


A partir de estas conclusiones obtenidas, los alumnos escribieron dos libros. Cada uno contiene un cuento imaginado por ellos en relación a los temas tratados, y una sección con los datos obtenidos a través de las investigaciones. Uno de ellos fue: "La tortuga viajera", el otro "Lobo extraño", que apunta a la domesticación del lobo, para distinguir por qué el perro por ejemplo, junto al gato pueden ser mascotas, y por qué otros como la tortuga no.


Publicado en Diario NUEVA ERA, Tandil, 11/07/2010

CENTRO DE EDUCACIÓN AMBIENTAL PARA DOCENTES
 
Una voz autorizada se refiere a la parquización en la ciudad


Los integrantes del CEAD (Centro de Educación Ambiental para Docentes) de la Asociación Civil Nuestra Tierra, desean sumar su opinión a las que últimamente han aparecido en los medios locales con respecto a la parquización en nuestra ciudad y a la forestación en la región sureste de la provincia de Buenos Aires, tema que fue tratado en las jornadas realizadas en Tandil llamadas “Perspectivas de la actividad forestal en el sudeste de la provincia de Buenos Aires”, organizadas por  la Agencia local del INTA y la Estación Experimental Agropecuaria Balcarce, con el auspicio de  la Secretaría de Desarrollo Local del Municipio de Tandil.
Considerando que en gran parte de la llanura pampeana por millones de años no existieron los árboles, es prudente analizar la forestación como un problema ambiental que puede atentar contra la biodiversidad local. Dado que las tierras de esta región están sometidas a intensas actividades antrópicas, decidimos consultar a especialistas que han acompañado las actividades del CEAD en estos años, para rescatar sus opiniones profesionales al respecto. Compartimos este aporte con la esperanza de que nos ayude a reflexionar sobre la integralidad de abordaje que necesitan los complejos problemas ambientales que nos toca enfrentar.
“Se ha señalado en las jornadas realizadas recientemente en Tandil con motivo de analizar las perspectivas de la actividad forestal en la región, que la implantación de montes forestales en el Sudeste pampeano presenta un gran potencial. Esto es así debido a que las condiciones climáticas y de fertilidad de suelos de esta porción de la Provincia ofrecen condiciones óptimas tanto para la producción forestal como agropecuaria, justamente lo que hace a esta región importante productora de alimentos. En dichas jornadas se señaló la contribución de las forestaciones a la restauración de tierras degradadas y a otros beneficios ambientales a través de servicios ecológicos que hacen a la calidad de vida en un territorio”. Esto no sería tan así en el caso específico del Sudeste pampeano.
No se cuestiona la actividad forestal como emprendimiento productivo, pero es inapropiado utilizar argumentos de beneficios ecológicos para promover una actividad cuyos impactos sobre el ambiente bien podrían ser mayores -o distintos- que los de la actividad agropecuaria tradicional. Aquí algunos aspectos que también podrían tenerse en cuenta. 





- Las forestaciones no prevén ser realizadas en zonas degradadas sino en tierras de cultivo agrícola (donde habría que evaluar comparativamente las actividades productiva y forestal en términos de costos y beneficios ambientales sociales y ecológicos) o en áreas serranas o en dunas costeras. Estos dos últimos no poseen suelos degradados sino que por sus características topográficas o naturales, no es apto para el cultivo agrícola. Ambos constituyen en la Provincia áreas que por no ser arables ni cultivables han conservado una mayor naturalidad y albergan ecosistemas nativos de pastizal que son hoy área de refugio de la fauna y biodiversidad nativa.
- El reemplazo de los pastizales naturales por forestaciones lejos está de recuperar suelos degradados ni de protegerlos de la erosión. Basta caminar bajo una plantación en las sierras para observar que el sombreado de los árboles inhibe el crecimiento de los pastos nativos adaptados a altos niveles de insolación, en consecuencia el suelo queda desnudo o con menor cobertura vegetal. Sobre él el agua de escurrimiento de las lluvias genera cárcavas de erosión fácilmente reconocibles.
- Tampoco las masas forestales mejoran la regulación hídrica de la zona -cosa que hace de manera eficiente el pastizal- ya que la falta de cubierta vegetal densa ya no retarda la infiltración del agua de lluvia hacia el interior del suelo, aumentando el escurrimiento superficial y la erosión. Otra diferencia es que mientras los pastos se abastecen de agua superficial, los árboles la toman a mayor profundidad y de napas superficiales, y la liberan a la atmósfera por evapotranspiración.
- Otro impacto a evaluar es la transformación de las propiedades de los suelos, a menudo irreversibles, dependiendo de las especies de árboles que se utilicen para forestar.  De hecho, a la hora de hablar de servicios ecológicos, es importante pensar a priori que es el acervo biológico nativo el que siguiendo las leyes naturales de la selección natural es el que está adaptado a aprovechar de manera más eficiente los recursos disponibles, y al que debemos la formación y fertilidad del suelo, que es el que ha otorgado el potencial económico de la región. Por todo ello sería importante evaluar interdisciplinariamente los impactos a generar, previamente a promover indiscriminadamente la actividad forestal”.
(Dra. María Julia Kristensen. CINEA, Facultad de Ciencias Humanas, UNCPBA. Profesora de Recursos Biológicos en la Carrera de Diagnóstico y Gestión Ambiental, FCH, UNCPBA. Realiza trabajos de investigación sobre ecología de pastizales naturales de las regiones serranas bonaerenses. jkristen@fcnym.unlp.edu.ar).

 

PENSANDO COMO UNA MONTAÑA

“En 1949, Aldo Leopold publicó un ensayo que lleva el nombre de este párrafo de opinión. En él señalaba que existe un lenguaje escrito durante millones de años, no en letras ni en palabras, sino en las relaciones entre la roca, el agua, el suelo, las plantas y los animales. Leopold, una figura central de la Ecología y de la Ética Ambiental, destacaba la necesidad de detenernos a interpretar ese lenguaje como condición imprescindible para establecer una relación sostenible con la naturaleza.
Los ecosistemas serranos son particularmente sensibles a las acciones humanas y sólo ‘pensando como una montaña’ tendremos chances de aprovechar sus recursos de manera sabia y sustentable. La capa de suelo que tapiza las sierras es el resultado de procesos que llevan muchísimo tiempo, en los que plantas, líquenes y micro-organismos interactúan con la roca formando el sustrato que permite la vida vegetal y todo lo que de ella depende. Los declives hacen de este suelo un recurso inestable que sería rápidamente arrastrado pendiente abajo, de no ser por los densos sistemas radiculares de las plantas que allí crecen. Los pastos serranos invierten más de la mitad de su energía en el desarrollo de raíces que forman una intrincada red que sostiene cada partícula de suelo. Este sistema planta-suelo es, además, el responsable de la provisión gradual de agua hacia los valles de pie de sierra. Gracias a su presencia los arroyos serranos no son torrentes que corren sólo después de la lluvia, sino que llevan el agua que escurre de las alturas aún muchos días después de pasada la precipitación, asegurándonos una provisión gradual y constante. Ninguna de estas situaciones ecológicas es fruto de la ciencia o de la tecnología humana, sino de la interacción de la diversidad biológica con el suelo y el clima. Es sobre esta ‘sabiduría biológica’ que las sociedades humanas establecemos nuestros sistemas productivos. Sólo si éstos resultan armónicos con el lenguaje de la naturaleza podremos garantizar la prestación de los servicios ecológicos de los que dependen nuestras actividades económicas y nuestra calidad de vida, así como la flora y la fauna de la zona.
¿Qué hay, en particular, de la implantación de cultivos forestales en nuestra región? Las plantaciones forestales pueden ser tan buenas o tan malas como cualquier otro cultivo, todo depende de qué especies se utilicen, de cómo y dónde se planten y de la manera en que se manejen las plantaciones. Uno de nuestros errores más frecuentes es el de importar ideas y conceptos de forma acrítica, pensando que porque funcionan en otros ecosistemas también lo harán aquí. Así es frecuente escuchar que las plantaciones forestales son apropiadas porque protegen el suelo, conservan el agua y brindan un hábitat apropiado para las especies silvestres. Estas ideas se discuten aún en ecosistemas forestales, donde la plantación de árboles reemplaza a los bosques nativos. Aún allí, el reemplazo de un bosque diverso por una plantación implica un empobrecimiento biológico, no debemos confundirnos: una plantación forestal no es un bosque, son una forma más de cultivar la tierra, y plantar árboles no tiene por qué ser más ‘ecológico’ que plantar cualquier otro cultivo. En el caso de los pastizales, el reemplazo del ecosistema de pradera por plantaciones forestales implica un cambio mucho más drástico. Si los árboles son plantados en alta densidad, las plantas de pastizal no consiguen sobrevivir en las condiciones de baja intensidad de luz que se desarrollan al pie de la plantación, reduciendo la capacidad de retención de suelo de todo el sistema y aumentando el riesgo de erosión. Por otro lado, los árboles alcanzan depósitos profundos de agua en el subsuelo y limitan el escurrimiento hacia los arroyos, reduciendo su caudal. Finalmente, las plantas y los animales silvestres típicos del pastizal no consiguen vivir en las plantaciones y así en el piso de los bosques predominan hierbas europeas como los cardos, y entre los árboles podemos ver muchas aves pero faltan las cachirlas, los mistos y las perdices que son las aves que llamamos “obligadas de pastizal”.
Tampoco está claro que la actividad forestal traiga, necesariamente, progreso y bie-nestar, como se mostrara, por ejemplo, en un trabajo reciente desarrollado en el estado de Río Grande do Sul, en Brasil, que demuestra que los municipios con desarrollo forestal no han mejorado las condiciones de calidad de vida de su población. ¿Esto quiere decir que las plantaciones forestales deben evitarse? Claro que no. Las plantaciones son una necesidad también en los ecosistemas de pastizal, donde nos brindan desde sombra y cortinas para atenuar el viento, hasta leña. Además, su correcta implantación puede ser una alternativa productiva. Lo que no podemos perder de vista es que, como otras formas de uso de la tierra, las plantaciones tendrán un impacto sobre el ambiente y que este impacto puede llegar a ser aún más severo que el de otras actividades humanas por el carácter ajeno a nuestro ecosistema de las plantaciones. Es por eso que debemos establecer pautas muy cuidadosas para su establecimiento.
Tratemos de pensar de manera integral, de pensar, en palabras de Leopold, como una montaña, como un pastizal, como un arroyo. Intentemos liberarnos de prejuicios positivos o negativos y de “recetas” prefabricadas respecto de lo que es bueno y malo para los ecosistemas y la gente, aprovechemos, en cambio, el conocimiento local y los trabajos que desde hace tiempo se desarrollan aquí y en lugares similares”. (Sergio Zalba. Profesor. Universidad Nacional del Sur-Investigador CONICET).